A punto de comenzar el Concurso de Saltos Internacional de Madrid 2016 repasamos los apellidos que hay tras los grandes jinetes: de los March a los Ortega y los Botín.
La mayor parte de sus
rostros, todavía anónimos, no reclaman a la prensa rosa. Sus progenitores en
cambio, son protagonistas de esa otra que tiñe de color salmón sus páginas. La
mayoría huye de etiquetas y del cliché que afirma que la equitación está
reservada únicamente para las clases más pudientes de la sociedad.
Un cliché que según
los expertos es una verdad a medias, ya que aunque la equitación puede
practicarse con distintos presupuestos, la competición hípica sí que
está reservada sólo a bolsillos pudientes.
- Al
fin, Marta Ortega: descubrimos cómo es la mujer más misteriosa de España
- Vendetta
en La Finca: los secretos de la urbanización más blindada de España
La hípica en España
supone un 0,5 por ciento del Producto Interior Bruto. Esto se traduce en que criadores,
jinetes, profesores y demás oficios relacionados con el caballo aportan a las
arcas del Estado 5.000 millones de euros al año. Un deporte por lo tanto
convertido ya en industria, que sigue inmerso en su particular cruzada contra
los estereotipos que han contribuido a levantar jinetes como Álvaro Muños
Escassi o Cayetano Martínez de Irujo.
LOS ORTEGA, DEL 95 AL 1
El hijo de la
desaparecida Duquesa de Alba siempre se ha quejado de cuanto ha perjudicado la
prensa rosa a su carrera como jinete y defiende que la hípica debería
dejar de ser un deporte minoritario. Marta Ortega, hija de Amancio Ortega,
el hombre más rico de España es otra de las amazonas que más flashes acapara en
las competiciones hípicas en las que participa.
No es casualidad que
entre los mejores jinetes de salto de nuestro país se encuentren las mayores
fortunas. Los precios prohibitivos que se pagan por un buen caballo más el
coste de mantenimiento del animal y los gastos de competición y transporte
dejan fuera de este deporte a los bolsillos corrientes.
NATALIA, LA 121
Paradigma de este
vínculo inexorable entre la competición y poder económico es Natalia Golding. La hija de 30 años
del expresidente ejecutivo de Parques Reunidos, Richard Golding, es consciente
de que todo lo que ha conseguido a nivel hípico no habría sido posible sin el
respaldo económico de su familia.
Actualmente la
joven, que ocupa el puesto 121 del ranking nacional se encuentra instalada en
Alemania, cuna de la hípica; buscando perfeccionarse en un deporte del que
quiere hacer su profesión. Hasta que cuente con el apoyo de un patrocinador
potente tendrá que seguir siendo la fortuna familiar la que sufrague los
costosos gastos de esta aventura internacional. Sus padres, Richard y
Francesca, explotan la
finca gaditana ‘Cortijo de Torres’ en Arcos de la Frontera, que compraron
hace unos años por seis millones de euros y en la que combinan la producción de
aceite y vino con la cría de caballos de alta competición.